LOS ALDEANOS DE MARIGIL Y EL VASO VOLADOR

Dice la leyenda que en el Valle de Ayala vive un hombre, conocido como Marigil, quien se enfrentó al malévolo dragón de varios estómagos Penakita. Retó a la temible bestia en las planas tierras de la Ribera Navarra, donde con sus cuatro aldeanos derrotó al todopoderoso ser. Desde aquella memorable fecha sigue viva la llama de la leyenda de los ALDEANOS DE MARIGIL.

Fue una mañana otoñal la elegida por Marigil y los hombres de la corte la elegida para corresponder con exquisitos manjares y excelentes caldos el esfuerzo de sus “aldeanos” sobre la bicicleta durante todo el año. La comida se desarrollo tranquilamente en un ambiente festivo, pero los distintos brebajes de las tabernas fueron nublando la mente de los aldeanos hasta el punto de llevarlos a un estado de tal embriaguez que les impedía ver los peligros que les acechaban.

Victima de su propia mente, el pequeño Txutxo Herrera, guió a sus compañeros hacia la ciudad de Bilbo donde toparían con una infinidad de peligros. Pero si estos aldeanos fueron capaces de derrotar al dragón de los múltiples estómagos, no tendrían inconveniente alguno en doblegar a cualquiera que los retase.

Un dragón metálico llevo a los aldeanos a la ciudad, lugar de ocio en el cual se encontraban perdidos e indefensos. Tenían que rellenar sus estómagos y retaron a su propia salud ingiriendo todo tipo de pintxos, incluso los que llevaban grandes cantidades de mayonesa. A medida que avanzaba la noche la cantidad de pócimas y brebajes ingeridos era mayor; tal eran las cantidades que los aldeanos sobre valoraban sus propias cualidades. El valiente Txutxo Herrera retó a un ser que le doblaba en estatura y triplicaba en peso con la siguiente frase: “¿Tu que te crees que por medir 2 metros puedes ir empujando al que te de la puta gana?” Después de escuchar esto el gran ser se inclinó y pidió perdón al aldeano de las delicadas cabelleras.

La noche transcurría en relativa calma, pero el malvado caballero I. GALLO hizo acto de presencia en una de esas tabernas que te meten una hostia tremenda para luego darte garrafón. El TAL-IBAN iba acompañado de su corte, secuaces capaces de comerse a quien osara a atacar a sus líder. De repente el Vinagres de la aldea de Artomaña, con la ayuda de Farrukito, lanzó un vaso volador; eso si, lo lanzó pero sin querer, que quede claro. Tal objeto impactó en la cabeza de la joven que acompañada al oscuro caballero I.Gallo, no tardó en desatarse la tormenta. Varios hombres, venidos de las lejanas tierras del Este, rodearon a los aldeanos y los “invitaron” a abandonar el lugar; aunque no fueron todos expulsados, el Pestoso utilizó sus armas de seducción para conquistar a dos mujeres salir indemne de aquel embrollo.

Tras pedir disculpas al temido I. Gallo, los aldeanos parecían dominar la situación hasta que dos de ellos decidieron aventurarse a utilizar los urinarios de una de las tabernas. Como los locales eran tan modernos para ambos aventureros, David e Iñaki, uno de los dos acabó orinando en el lavabo. No tardó en aparecer el primo de los guardianes de la anterior taberna para sentenciar al pobre David: “¿Te lo estarás pasando bien, no? Menos mal que tengo buen día, sino te reventaba la cabeza contra el lavabo.” Tras esta amenaza los aldeanos decidieron volver a casa en el Gau-Txori, un ave rapaz que se mueve con rapidez por los distintos valles de la muga vizcaíno-alavesa. La velocidad del viaje consiguió dos cosas, por un lado marear a Pococrack y como consecuencia directa que las acompañantes de Pestoso con acabasen en su camastro.

Antes de que el sol volviese a iluminar el Valle de Ayala los jóvenes aldeanos pacían en sus camastros cansados pero satisfechos, habían salvado la peligrosa aventura por tierras bilbaínas.